Los Beneficios de Los Probióticos en la Mujer
La popularidad de los probióticos relacionado con la salud de la mujer es cada días mas conocida. Ahora que conocemos el importante papel que desarrollan estas buenas bacterias en nuestros cuerpos, no solo en el sistema digestivo, pero también en el balance de nuestras hormonas, la estabilización nuestro metabolismo, la desintoxicación, e incluso en nuestro balance emocional, no es de extrañar que la comunidad científica apoye el uso de suplementos como los probióticos en la mujer y en el bienestar general de la persona.
En un mundo ideal, solo comiendo “bien” nos ayudaría a prevenir todo tipo de enfermedades y complicaciones. Pero, considerando la cantidad de conservantes, colores y sabores artificiales, o productos hechos con ingredientes modificados, el comer “bien” es en realidad un reto para mucho de nosotros. Y eso es sin contar nuestra rutina diaria, que, a lo mejor, nos impide elegir un almuerzo saludable, optando por una comida “rápida”.
Y no solo eso, también estamos expuestos a varios medicamentos que pueden causar estragos en nuestras bacterias intestinales, como por ejemplo el uso constante de antibióticos. Los probióticos ayudan a respaldar la función diaria de los billones de bacterias que viven en el intestino.
Nuestros amigos bacterianos contribuyen a nuestra salud de muchas maneras, incluida la producción de importantes vitaminas como biotina, ácido fólico, B12 y vitamina K, que es tan importante para la salud.
Además, los probióticos tienen un papel bien definido en la digestión, lo que nos permite descomponer y absorber nutrientes importantes como magnesio, hierro, cobre, calcio, grasas, proteínas y carbohidratos complejos.
Los probióticos también juegan un papel importante en el mantenimiento de la salud, manteniendo un ambiente ligeramente acídico dentro de la vagina, ayudando a reducir el crecimiento excesivo de bacterias que de otro modo podrían resultar dañinas. Esto es particularmente importante ya que hay una cantidad de variables que pueden afectar negativamente el entorno vaginal, incluido el uso de antibióticos, anticonceptivos orales e incluso espermicidas.
Finalmente, es importante saber que una flora intestinal saludable ayuda a balancear las hormonas, así como el estrógeno hasta la hormona de la tiroidea, que también esta influenciada por las bacterias en nuestra flora intestinal. Si bien la glándula tiroidea es donde se crea la hormona de la tiroidea, la activación real de esta hormona ocurre, en un grado significativo, debido a la acción de las bacterias intestinales.
Idealmente, los mejores probióticos deberían contener los tipos de bacterias que han sido más estudiadas y validadas. Algunos de los más importantes incluyen:
- Lactobaccilus rhamnosus: es uno de los probióticos más estudiados clínicamente y se ha demostrado que es extremadamente beneficioso para las mujeres. La investigación muestra que coloniza fácilmente el intestino y la vagina, y muestra beneficios en la salud del estado de ánimo, la salud digestiva y el mantenimiento de un peso corporal saludable.
- Lactobacillus reuteri: ayuda a mantener la salud intestinal, la salud de la tiroides, produce vitamina B12 y también ayuda a estabilizar la salud vaginal.
- Lactobaccilus fermentum: es beneficioso para las mujeres debido a su asociación con la salud inmunológica, así como con la salud vaginal. La investigación más reciente se centra en el papel que Lactobaccilus fermentum puede desempeñar en el estado de ánimo e incluso en la función cognitiva.
- Lactobaccilus gasseri: está recibiendo mucha atención en estos días debido a su capacidad para ayudar a mantener un peso adecuado.
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Otras consideraciones importantes al elegir un probiótico incluyen:
- Diversidad: elija productos que suministren al menos de 12 a 15 especies bacterianas diferentes.
- Potencia: busque siempre un probiótico que tenga un alto contenido de potencia de cultivo de 30 billones o más.
- Estabilidad: su probiótico debe brindarle una estabilidad de vida útil garantizada.
- Tolerabilidad: elija siempre un producto que no contenga gluten, soja ni lácteos.